
Una joya modernista en el centro peninsular, un capricho neomudéjar que salió de una mente polifacética como fue la de Manuel José de Laredo y Ordoño. Un hombre, un pintor, dibujante, escenógrafo, arquitecto, restaurador, diseñador, e incluso, alcalde de Alcalá entre los años 1891 y 1893. Un tío que en definitiva, yo no sé que se fumaba, pero le daba buen resultado.

Por muchas fotos que se pongan del edificio no te haces a la idea de la maravilla que esconde a los sentidos, hay que verlo.
Me estoy poniendo demasiado serio, necesito ver los programas grabados de Gran Hermano VIP y ayudar al Pocholo en la búsqueda del sentido de la vida, las juergas, alcohol y drogas. O ir al programa de Buenafuente para hacer la competencia al Neng.
Museo dependiente del Centro de Estudios Cisneros. 3 eurillos que merecen con mucho la pena.